domingo, 4 de enero de 2009

Los lunes al sol

¿Qué pensaría tu vecino si una mañana le preguntaras qué día es?
Cuando llega el viernes todos ansiamos regresar a casa y descansar, tal vez leer un buen libro hasta altas horas de la noche, salir al cine o asistir a alguna reunión de amigos: beber una cerveza, ustedes saben. Como quiera que sea, aunque el trabajo sea agradable y satisfactorio es una costumbre del ser humano contar los días que faltan para los descansos, levantarse de la cama y saber que la cuenta regresiva avanza para que por fin llegue el viernes. Después viene el sábado, la carne asada, tal vez la limpieza general de la casa, en donde uno es el general y sabe bien mandar, pendientes familiares o la despensa. Llega el domingo, con sus repiques matinales, su café caliente, la visita al estadio y el temprano advenimiento a las sábanas para regresar al día siguiente a nuestra labor. A nadie se le olvida el lunes. En mi casa, marcada por una suerte de refranes populares de los altos de Jalisco, se suele decir: los lunes, ni las gallinas ponen, lo que significa que nadie quiere ir a trabajar. Ojalá los fines de semana duraran más.
El cineasta español Fernando León de Aranoa desteje la madeja que hay detrás de esta desconcertante pregunta. Por supuesto, cuando los lunes se presentan en nuestra cabecera con la alarma del despertador, ese dedo flamígero que nos recuerda que hemos sido expulsados del paraíso, no olvidamos que es el primer día de la semana. Pero qué sucede cuando la labor cotidiana se ve suspendida súbitamente: las horas, tal vez, comenzarían a transcurrir con otra dinámica, haríamos una disertación sobre cada palabra poco conocida que escucháramos a nuestro paso y comenzaríamos a idealizar las Antípodas, comenzaríamos a soñar y tal vez saldría el pensamiento utópico que hay dentro de cada uno, por lo menos para solucionar nuestra situación, sobre todo si se trata de un desempleado.
Los lunes al sol (León de Araona, 2002) aborda la vida de un grupo de soldadores que han sido cesados por el cierre del astillero en que laboraban. Las relaciones familiares se hacen cada vez más difíciles por los aprietos económicos al grado de la desesperación, orillando a los personajes a buscar, además de un nuevo empleo, un refugio emocional ante la dificultad. El personaje central de la cinta Santa, interpretado por el actor español Javier Barden, representa el descontento ante una economía globalizadora, ante la voracidad del mercado y la deshumanización del trabajador en las relaciones de producción. La cinta de León de Araona lo deja claro: nadie olvida que el lunes es lunes, a menos que formes parte de eso que Carlos Marx llamaba el ejército industrial de reserva. Los lunes al sol, inspirada en un hecho real de resistencia ante despidos masivos en un astillero gallego, aborda la historia emocional que hay detrás de las luchas sindicales en España, y sin caer en el panfleto y exceso de dramatismo adelanta lo que ya viene con la nueva crisis económica. Una película esperanzadora.

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